miércoles, 28 de septiembre de 2011

Las nuevas parejas del siglo XXI


Nuestras relaciones con los demás se van adaptando en silencio a una nuevo formato en la era digital.
De manera lenta y persistente, asistimos al hecho de que cada vez más mujeres eligen vivir solas. Solas o con sus hijos, pero independientes al fin. A contramano del supuesto estigma social que presupone una vida afligida y frustrante para la mujer sola, nosotras somos felices.


La eclosión de esta primavera social excede lo femenino, pero nosotras por nuestras históricas postergaciones, somos las flores de esta revolución, y como toda flor somos miradas, admiradas y, en este caso, observadas. En realidad todos, mujeres y hombres, estamos inmersos en la marea del cambio.

Miremos por un momento a nuestro alrededor, la familia tipo: padre, madre e hijos ya es sólo una entre tantas estructuras familiares. Las  estadísticas indican, además, que está en franca disminución respecto a otras conformaciones de familia.


Nuevas unidades familiares: madres con sus hijos, padres con sus hijos, madres y padres con sus hijos y además los hijos de anteriores uniones sentimentales. Podemos seguir detallando diversas composiciones pero es más explicativo que cada uno agregue las que conozca, veremos entonces que son muchas las "familias" actuales y todas muy saludables.

Relaciones sentimentales

¿Y qué pasa con las relaciones sentimentales? Las definiciones para las relaciones sentimentales no eran demasiadas, había pocos casilleros y las personas debían ajustarse a esas. Sin embargo, hoy los noviazgos y las relaciones estables se entremezclan con una variedad casi infinita de formas de relacionarse entre seres humanos de distinto o igual sexo.

Los conceptos de fidelidad y pertenencia, juntamente con los de pareja eterna y otros de similares características, perfectamente funcionales a un tipo de organización de la sociedad que requería un rígido orden muy similar al de las cadenas de producción fabril del pasado siglo se han relativizado.
Procesos de cambio

Sin embargo, este aparente caos afectivo reconforta a sus actores. Quizás porque sea resultado de que las personas han decidido tomar su vida entre sus propias manos y privilegiar los sentimientos, las libertades individuales, los deseos y las aspiraciones de felicidad. Rehuyen de las supuestas seguridades de las estructuras tradicionales para sumergirse en el mar de las sensaciones... y parecen ser más felices.



Es claro que en todo proceso de cambio hay y habrá personas que se sientan desorientadas y hasta afectadas por este entrechocar de olas que aparenta ser caótico y sin sentido. Es, en este contexto, que muchas de nosotras protestamosante la inconstante actitud masculina de ir y venir por las relaciones sin demostrar demasiados apegos. Todavía no entendemos  que esos varones sienten tanto temor como nosotras al cambio y acumulan conquistas femeninas tratando así de calmar su sensación de angustia e impotencia.

Posiblemente algunos hombres y mujeres sientan que el abismo se abre ante ellos cuando presienten o descubren que su pareja tiene una relación extramatrimonial. Imaginemos el estupor si esa relación, además, es con otra persona de su mismo sexo. Estos y muchos hechos más son señalados por algunas personas como signos del desvarío humano. Señales dicen, de una eventual cercanía del "fin de los tiempos". Pero qué pasaría si miráramos estas acciones como señales, sí,  pero de una sociedad que esta en un proceso de cambio, que en realidad siempre estuvo en  proceso de cambio. Basta para ello leer la historia universal y comprobar cómo hemos transitado dramáticos cambios sociales y económicos en tan sólo trescientos años.

Todo parece indicar que vamos hacia una nueva conformación social que se acomode a las necesidades que hoy tenemos. Esto no es ni bueno ni malo, simplemente es.




Lectura recomendada:  "Madres solas"  

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