Llamemos a las cosas por su nombre chicas, si quedan hombres machistas es porque nosotras les estamos dando la teta. No hablo en este caso de ese compañero de nuestra vida al que toleramos manías porque “ya no tiene remedio” o “es de otra época”, o simplemente porque queremos ver en su cara una sonrisa de aceptación si le damos un mimo... que ese es análisis para otra tarde. Hablo, literalmente, de que les estamos dando la teta a los machistas de mañana.
Abrid los ojos, queridas mías. Ese rubicundo bebé con ojos dulces como la miel y besos de caramelo, ese principito gracioso y tierno, ese niño que amas más que a tu vida es también un hombre. Pequeño, sí, pero hombre al fin. ¿O piensas que la madre de tu compañero no lo veía igual a él cuando era pequeñito?
Entonces, chicas, y lo digo como madre de dos varones, no podemos quejarnos de cómo se comportan los hombres si nosotras estamos alimentando la siguiente generación, tened misericordia de esas pequeñas niñas que algún día serán nueras y, además, madres.
A ver, yo me he quejado de que un hombre no sepa qué ropa ponerse por la mañana y me encontré a mí misma abotonándole la camisa a mi hijo mientras él yacía inerme mirando dibujitos en la televisión, “para hacerlo más rápido”, me decía a mí misma mientras él iba aprendiendo que la comodidad es lo normal y que mamá correrá para que todo está perfecto.
Ah, no. Frené en seco. ¿Qué estoy haciendo? “No, atáte tú solo la camisa, termina de vestirte y ponte los zapatos, después te lavas los dientes y nos vamos... yo voy a esperarte tomando un café”. Me miró espantado, descolocado “¿Yo solito?” (Pero ya pasó los ocho años).
Mientras tomaba el café, que me supo a bastión ganado, repasé todos esos actos cotidianos que hago sin darme cuenta siquiera y que están haciendo que mis hijos se moldeen como machistas sin que ninguno de los tres, ni los niños ni yo, seamos conscientes del proceso.
Tenemos la culpa, nosotras, absolutamente. Ellos aprenden de nuestros ejemplos, nuestras costumbres y nuestros ritmos, ellos son lo que nosotras hacemos de ellos. Es así, el poder de una madre, lo quiera o no, es indiscutible. Ellos nos escuchan desde que están dentro de nuestro útero, se alimentan de nuestro pecho, juegan con nuestro cabello, nos besan, nos seducen, nos enamoran y son ellos a los únicos varones a los que nunca vemos un defecto porque ellos son perfectos.
¿Cómo es que nuestros compañeros son insufriblemente machistas y no nos entienden y nuestros pequeños, a una generación de distancia, solo encuentran mujeres que no les entienden a ellos?
Hay que hacerse cargo, chicas. Nuestros niños deben aprender ahora a hacerse la cama para deshacerla mañana con una mujer. No tienen ningún tipo de problema motriz por el cual no puedan levantar los platos de la mesa y lavarlos. Hay cosas que no pueden hacer porque son pequeños, pero no por otra cosa.
Por supuesto que podemos mimarlos y darles el gusto, de vez en cuando, como ellos a nosotras. No hablamos de guerra de sexos, de feminismos o de igualdad de géneros. Es muuuuucho más simple que eso, chicas, simplemente no los criemos para que piensen que mamá es una diosa que todo lo entrega por ellos, porque eso solo nos satisface a nosotras, que queremos sentirnos amadas entre las amadas por esos hombrecitos. Criarlos así es subirnos a un pedestal egoísta, queremos que nos quieran a nosotras más que a nadie, ninguna otra mujer va a hacer con el mismo amor lo que nosotras les ofrecemos. Pero realmente nuestros pequeños no van a entender a sus compañeras mañana. Estamos fijando en sus subconscientes el ideal de mujer; si queremos para ellos compañeras inteligentes, independientes y generosas, vamos a tener que ser nosotras de esa manera.
De verdad, no nos van a querer menos por enseñarles a coserse un botón, a lo mejor hay que aprender con ellos, que todo puede ser y nosotras mismas hemos crecido ya en una generación en la que nuestras madres nos liberaron un poco.
En fin, la culpa de hoy la tiene tu suegra, la de mañana la tienes tú... lo esperable sería que, al criarlos bien, deslindemos responsabilidades y las culpas sean de ellos. ¿No?
Te he puesto un +1 porque me parece perfecto lo que estás diciendo. Si los patrones entre madre e hijo se repiten, no se puede acabar con el machismo y ¡ojo! no es cosa de otra época. En España hace poco salió un estudio abrumador en el que se indicaba que los que tienen ahora 20 años son más machistas (tolerando la violencia de genero, entre otras cosas de menor importancia) que los de 50-60. Eso es para preocuparse.
ResponderEliminarMuchas gracias Candela!!
EliminarExcelente post. No puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias!!
EliminarTienes toda la razon!!!! Somos nosotras las promotoras y perpetuadoras del machismo.
ResponderEliminarSí, somos nosotras como madres las que tenemos que enseñar a nuestros pequeños varones el equilibrio entre los sexos. Cuesta no mimarlos en todo... pero merece la pena.
EliminarClaro que sí, Vero, a los hijos hay que educarles bien, sean niños o niñas. A ellos para que sepan ser autónomos y a ellas..para lo mismo. Pero "autónomos" quiere decir que sepan cuidarse solitos y solitas, no hacer lo de los demás; así que "las mamás de féminas" también tienen cierta responsabilidad en el problema: hay que educar a las chicas en que son iguales al varón, ni más ni menos, y que solo son responsables de cuidar de sí mismas.
ResponderEliminarY es que la culpa no es de las madres, ni de los padres: la culpa es del machismo en que fueron educados las madres y padres. Dejemos de "culpar" a las mujeres también por cómo fueron educadas y erradiquemos el machismo. Felicidades.
Claro, la cosa es que eduquemos a la siguiente generación de modo que se corte esta larga historia de comportamientos sexistas. De ahí para adelante... ¡ellos verán! ;)
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