Noche de Reyes Magos. Siempre fue una noche de ansiedad, imposible concebir el sueño con la emoción anticipada de los regalos. Frío en las calles y una camita acogedora de niña.
Esta Noche de Reyes estoy a 11.000 kms de casa, hace mucho calor y casi no recordaría la magia de los Reyes si no fuera porque tengo dos hijos pequeños. Ellos prefieren a Papá Noel, claro está, mucho más afín a estas latitudes. Debiera estar poniendo con ellos los zapatitos con pasto y agua, estar viendo sus caritas arreboladas mañana por la mañana. Pero no están.
Esta Navidad corresponde que estén con su papá. Y entonces eso me convierte en una mamá con hijos temporalmente ausentes.
Aprender a convivir con la ausencia de los niños no es una cosa sencilla, simplemente es saber que ellos van a volver, que están bien y que, al romper la pareja de adultos, sabíamos que sucedería. Romper la pareja supone también prescindir de ese 100% de estar con los hijos. Dejar que crezcan también en otro hogar. Indeciblemente difícil para la esencia de una madre.
Sin embargo, chicas, mientras los niños no están podemos hacer todas esas cosas que de otra forma nunca terminaríamos. Mientras ellos no están, puedes hacer tantas cosas... reinventarte a ti misma, pulirte, mimarte, conocerte. Puedes ser persona, mujer, crear, amar, descansar. De hecho, cuando ellos vuelvan, van a encontrar una mamá mejorada, llena de energía, de amor y de ganas. Esa imagen de ti cuando vuelven a casa es lo que ellos recordarán. Esa mujer que eres mientras ellos no están es también un regalo que puedes dejar en sus zapatos esta noche... tú pon los zapatos igual.
Esta Noche de Reyes estoy a 11.000 kms de casa, hace mucho calor y casi no recordaría la magia de los Reyes si no fuera porque tengo dos hijos pequeños. Ellos prefieren a Papá Noel, claro está, mucho más afín a estas latitudes. Debiera estar poniendo con ellos los zapatitos con pasto y agua, estar viendo sus caritas arreboladas mañana por la mañana. Pero no están.
Esta Navidad corresponde que estén con su papá. Y entonces eso me convierte en una mamá con hijos temporalmente ausentes.
Aprender a convivir con la ausencia de los niños no es una cosa sencilla, simplemente es saber que ellos van a volver, que están bien y que, al romper la pareja de adultos, sabíamos que sucedería. Romper la pareja supone también prescindir de ese 100% de estar con los hijos. Dejar que crezcan también en otro hogar. Indeciblemente difícil para la esencia de una madre.
Sin embargo, chicas, mientras los niños no están podemos hacer todas esas cosas que de otra forma nunca terminaríamos. Mientras ellos no están, puedes hacer tantas cosas... reinventarte a ti misma, pulirte, mimarte, conocerte. Puedes ser persona, mujer, crear, amar, descansar. De hecho, cuando ellos vuelvan, van a encontrar una mamá mejorada, llena de energía, de amor y de ganas. Esa imagen de ti cuando vuelven a casa es lo que ellos recordarán. Esa mujer que eres mientras ellos no están es también un regalo que puedes dejar en sus zapatos esta noche... tú pon los zapatos igual.
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