sábado, 7 de julio de 2012

Ya sé, prometí el jueves que el viernes publicaría la primera entrega de esta nueva etapa politicamente incorrecta, pero no me dio tiempo. Preferí, es verdad, hacer otras cosas como dormir, comer y gozar la vida un rato. Así que vuelvo hoy.
Esa es una de las cosas que me están comiendo la vida. Cumplir con todas mis promesas. El otro día le dije a uno de mis jefes que se quedara tranquilo "que lo que prometo, lo cumplo". Y es verdad. Absoluta y cruelmente (para mí) verdad.

Hay veces en que prometo algo a mis hijos, de 9 y 5 años, y siempre cumplo. Podría recostarme en la fragilidad de la memoria de los niños para algunas cosas, pero no quiero. "Vamos a ir al cine a ver Madagascar 3"... y el día del estreno hace un frío que pela, es de noche a las 6 de la tarde y llueve... pero vamos y veo, feliz, cómo las cabezas de mis hijos dan saltitos en el asiento trasero del coche.
Hablando de hijos. Soy madre de dos varones de 9 y 5 años. Viven conmigo de lunes a viernes y los fines de semana están en casa de su papá. Es un arreglo estupendo porque los amo con el alma, con el corazón, con las entrañas... con todos los topicazos que se te ocurran pero los viernes cuando los dejo en el cole y vuelvo a mi dpto, no queda nada en la nevera, el cuarto de los niños es una leonera, el resto de la casa es un lío y yo me siento infinitamente cansada. Los viernes a las 13.30 yo me quedaría allí, plantada en el sofá, inmóvil hasta el lunes.
No lo hago porque tengo cosas que hacer y los fines de semana toma la posta mi otro yo (para eso soy Géminis, si no lo eres y te pasa lo mismo, búscate un psicólogo, yo tengo explicación astrológica). Bueno, eso, que de lunes a viernes soy escritora y madre, pero de viernes a lunes soy muchas más cosas. La vida esos dos días y medio retoma sus colores no aptos para menores y, una vez superado el shock inicial de no tener a mis niños 24/7, le tomé el gusto.
Soy increíblemente productiva los fines de semana, duermo a pierna suelta, disfruto la vida y la gozo sin problemas. Sí, lo voy a decir, DESCANSO DE SER MAMÁ. Porque ser madre es hermoso, y más hermoso todavía cuando tienes hermanas, amigas, suegra y madre que te echen una mano. Pero yo siempre fui madre al 100% cada momento del día. Mi familia está a 11.000kms de aquí, la de mi ex marido estaba a 400kms. Él se iba a trabajar por la mañana y volvía hecho unos zorros por la noche. En resumen, los niños y yo, mano a mano. Más la casa, la administración, las tareas de secretaria y traductora gratis, y todo eso que hacía un día normal.Y después de los niños cuidar de que mi ex marido tuviera todo lo necesario. ¿Yo? Última.
Ahora no. Ahora es los niños, el trabajo y la casa (así, sin refregar tampoco, bien minimalista para que el proceso de limpieza sea fácil), y los weekends es volver a ser yo independiente.
¿Está mal descansar de ser madre? Ojo, que cuando se van los viernes yo me siento muy desgarrada, estoy cada día más enamorada de mis pequeños. Pero, ya metida en las horas libres que vienen después, es maravilloso el equilibrio que consigo descansando de esto. Los lunes soy la madre más feliz y juguetona porque recargué las pilas.
Lo que sí me fastidia los lunes es ir a la puerta del cole... pero eso para otro día "boluda".


2 comentarios:

  1. Excelente! Como mamá y mujer comparto ese arco iris de experiencias, sensaciones y maravillosos momentos que nos da la VIDA!. Me encanta tu blog :)

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  2. Hola Edith, :) Muchas gracias por tu comentario. La verdad es que cuando somos mamás nos ahogamos solas en ese rol de supermamá que nadie nos ha impuesto. La verdad es que una aprende a medida que los niños crecen y tampoco se puede dejar de ser quien uno es. Prefiero que mis hijos me conozcan a MÍ. Mi hijo mayor dice que tener una mamá diferente está bueno, que mis despistes son divertidos y que me quiere. Bueno... ¿qué más puedo decir? :P

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